'50

Corrí hacia la ventana, y ahí abajo lo vi.
Me miró con la sonrisa de espera, esa tan azul que me hace a mí sonreír también.
Bajé descalza las escaleras de caracol, y dejé una estela colorada a mi paso. En cámara lenta se podían ver lo lunares blancos.
Lo saludé con un beso, entre los labios y la mejilla derecha.
Miré hacia atrás como despidiéndome por un rato.
Eran las 11:22 de la mañana.
Me subí a su moto, y me fugué con él hasta la noche.
Me habló de sus sueños de grande, de su música y sus metas.
Y me devolvió a mi casa antes de que fuera demasiado tarde.

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