Papel

Mente en blanco o atención absoluta.
Espero las palabras, como aquella vez que me reencontré con mi mamá en el aeropuerto de Londres. 
Como cuando dos personas que se aman no se ven hace tiempo.
Recuerdo los segundos estirándose como chicle mientras esperaba que se abriera la puerta de arribos y pudiera abrazarla por primera vez después de 8 meses.
La hoja en blanco.
Miro la lapicera.
Exagonal, clavando sus aristas en mis dedos fríos.
Te juro que mi cuerpo no entiende el tiempo.
Y el fuego no quema.
Y la poesía es la única verdad.
Te juro que en las montañas se encuentra el camino
Y las plegarias eternas que mantienen la tierra en movimiento
Y siempre vuelven los motivos, y los pensamientos, y las ganas de dar, y las palabras que crearon cayos en tus dedos y libertad en el alma.
Se borran los puntos finales, se los traga el universo, y la nada se extiende y te envuelve y ya no podés parar de amar.
Y si quiero una vida grande no me hace falta más que mirar
En mis cuadernos de notas. 

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