Mandarina reloaded

Un estado en el que quiero dormir abrazada a la almohada que dejaste entre nosotros cuando decidiste cerrar una historia que no tenía final.
Un estado que me llena completamente aunque el vacío dentro mío me consuma brutalmente sin piedad ni compasión. Mercy, please - canto.
Esque los ojos se funden con el color de todo. Y no me dejan ver.
Hoy los cálidos pintan todas mis mañanas desde que te fuiste esa mañana.
Pero ya no puedo dormir en el sillón, no puedo.
Y le agradezco al sol todos los días por salir, y por mostrarse por mi casa, por las paredes que ya no recuerdo si son blancas o qué. Que ya no sé si son mías o de quién.
Busco respuestas que no quiero volver a repetir que no se cómo responder. Y sigo escuchando "vive el hoy" "lo único que importa es el presente" pero él no leyó a Rimbaud. Y mierda que quisiera amarlo, pero solo me emociona conocer su tumba en París. Y pensándolo bien, no se si el filósofo de ojos celestes que estaba duro el otro día en Saavedra, me tiró la posta. Que se lo diga a él entonces. Y que el mundo sea mejor que en la ficción. Mi realidad sería mejor que un poema escrito por Patti Smith, si él venciera sus miedos y diera un salto de fé.
Pero estoy demasiado enamorada de las palabras, y las letras, y las combinaciones de letras que se convierten en palabras, como para desperdiciar mi amor en una simple canción. Un simple concepto que elegí como fantasía primera entre todas mis fantasías y se resumieron en un beso que no olvido, hoy no olvido.
Vencí el olvido hace tiempo, desde que elegí mi camino. Y es de esas elecciones que no tienen vuelta atrás. Tatuado en mi cadera el rechazo al olvido. El valor de una idea.
Sos la idea más hermosa que me agarró de la mano en mi vida.
Sos la idea más imperfecta que me hace amar el equilibrio entre el caos y la estabilidad, entre la pasión y el odio, entre la guerra y el sexo.
Descubro cada día que en el universo hay una regla de proporcionalidad.
Las sensaciones intensas son igual de intensamente buenas e intensamente malas. No pueden ser intensamente buenas y un poquito malas. O al revés.
Si queremos una vida con aspectos negativos moderados, entonces igual de moderadas serán nuestras satisfacciones, y si queremos una vida de intensa satisfacción, entones nos arriesgamos a las intensas decepciones, a los grandes desafíos, a los fracasos profundos y peligrosos, a las caídas libres, a las tragedias inspiradoras, de esas que hacen girar al mundo como las historias de Terry Gilliam, de esas que generan lágrimas, dolores abdominales y hasta náuseas, hermosas.
Gracias por tanta belleza.
Números maestros corpóreos, pensantes,
nuestros números maestros se aman.

Veo que mi inconsciente también te ama, porque el balbuceo escrito en este blog de mierda solo quiere hablar de vos y de tu código morse.


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