Oscurece

Luz que de vez en cuando encandila tu ventana punteada a la calle desierta y transitada.

Pintamos los días con fotos de nada y volvemos hacia atrás para solo mirarlas.

Inmenso hacia el horizonte se extiende el límite de mis sueños por tus labios.

Guardo mil cartas de amor por cada vez que sentí que volaba.

Azul profundo mis ganas de invocar por tu felicidad.

Volveré a mi camino porque tu compañía aprendió a guiarme.

Tu música me envuelve en chocolate y locura. Dulce pasión que empalaga.

Voz que retumba en llamadas interminables,
tan llenas de placer que iluminan las madrugadas desveladas...

Mis ojos serán de tierra, los tuyos son de un mar argentino.

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