Alma de celuloide

En carne y hueso, su omnipresencia se había materializado delante de la pantalla,
como Pasolini en los poemas de Patti.
Más tangible todavía. Ahí estaba.
Mi respiración se congeló al confirmar el alma creadora.
Podía incluso contar los pasos desde el fondo de la sala hasta la pequeña tarima.
El tiempo se había vuelto elástico y el pecho me dolía, dulcemente contraído.
Escuchaba su voz real, el timbre y la textura de su voz, las palabras literales y al escencia de su voz.
Podía tocar su voz.
Aunque estar cerca no sea algo físico.
Me invadió su voz inmediatamente después de que su obra me hubiera invadido minutos atrás.
No quedaba más espacio dentro de mí, pero luego su presencia comenzó a invadirme,
su sonrisa, y sus gestos, y su persona completa, real, existente...
Su pasado, sin ser polvo todavía, inmaterial, me llenaba como un cuenco vacío.
Abrumada constantemente, por alguna razón, no alcanzo el límite.
O lo alcanzo incontables veces al desbordar en lágrimas por tanta tanta inspiración.
El mundo, hábitat de artistas.
Quién se atreve a cuestionar su divinidad?


Ojos que ven hermoso

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